Solían pasar los días muy normales. Como lo hacía rutinariamente, fue a su trabajo, llegó 15 minutos tarde, como de costumbre. Todo sugería que el día pasaría sin novedad más que el trabajo acumulado. Llegó a su sitio, y la vió ahi, por primera vez, sentada justo al frente de el.
Le gustaba mucho, pero no se atrevía a dirigirle una sóla palabra. Quizás el temor, la inseguridad, ¿que será? Simplemente no le habló. El día paso lento, entre miradas cruzadas casuales. Pensó que no iba a tener oportunidad de hablarle, pues sus compañeros siempre estaban cerca, y en el más minimo indicio, aprovecharían para molestarlo. Así resignado se fue a almorzar. Grande su sorpresa al regresar, sus compañeros fueron a almorzar fuera, y solo estaba ella, sentada en el mismo lugar, justo al frente de el.
- Hola.
- Hola :).
- ¿No sales a almorzar?
- Tengo mucho trabajo, tengo que terminar algo.
- Ah, ya veo. ¿Y eres nueva? Es la primera vez que te veo por aquí.
- En realidad sólo estoy de paso, vine a revisar unas cosas. Pero estoy hace un mes por acá.
- Es la primera vez que te veo.
- Me sentaba por otro lado.
- Entiendo. ¿Y hasta cuando te quedas?
- Mañana...
- ... - tratando de contender la rabia - Bueno, ¿te puedo invitar un café mañana antes de que te vayas?
- Claro, por qué no.
Triste terminó al siguiente día, al darse cuenta que aquella muchacha, no volvió mas...Lastimandose que solo tuvo...un día.